Pintar, pintar, pintar sin parar, mojar y extender y vuelta a empezar. Eso es lo que pretendiamos al menos el día que fuimos a garabatear a la punta de San Felipe, en Cádiz. Y es que mi intención no era otra que la de acercar a mi colega +Gaz a el arte de graffiti en mi ciudad, como parte del turismo atípico que trataba de ofrecerle. Pero claro, Cádiz se ha convertido en un estado de terror mientras nadie lo miraba, y ahora es una auténtica ciudad al estilo de novelas como "Un mundo feliz"...
La policia se asomó por el lugar para desprestigiarnos y para amenazarnos con multarnos o con quitarnos las latas, entre algún que otro comentario fascista digno de Torrente, y todo para tratar de intimidarnos. A ellos va dedicado ese dedo, con todo mi odio y desprecio. Espero que se aprendan pronto que lo de proteger y servir no tiene nada que ver con prohibir y reprimir.
Atentamente: Uno, que está indignado con lo que convirtieron a Cádiz.
1 comentario:
Bonitas vacaciones... Como resultado, he sido parado por la via publica por la policia un total de 4 veces, hemos sido golpeados por la policia una noche por andar por el paseo maritimo, hemos sido parados por la brigada una vez por hablar por telefono, hemos sido insultados por pintar este graffiti a medio terminar, y hemos sido cacheados y registrados por ponernos unos tenis tras aparcar.
Cádiz, cuna de la libertad.
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